CINE: Las Havilland, enemigas desde la cuna



LAS HAVILLAND: ENEMIGAS DESDE LA CUNA



Olivia de Havilland

Jane Fontaine


Todos podemos recordar a la buena de Melania de Lo que el viento se llevó y a la actriz que la encarnó, la centenaria Olivia de Havilland (1916-2020). Y también podremos recordar si buscamos en nuestra memoria a la protagonista de Rebeca o Sospecha, la carismática Jane Fontaine (1917-2013). Pues estas dos grandes estrellas eran hermanas y enemigas irreconciliables.

Hay quién cuenta que la enemistad procedía de una rivalidad por el amor de sus padres y que se remontaba a la mas tierna infancia. Ambas nacieron en Japón donde su padre trabajaba como abogado y su madre aunque no ejercía, era actriz. En 1919, la pareja se instala en California y poco después se separa. Desde entonces las hermanas viven con su madre, cuya pasión por la interpretación le lleva casi a obsesionarse porque sus hijas hagan carrera en este mundo. Olivia triunfó muy pronto, en 1935 es contratada por la Warner para protagonizar una película. En esta década rueda seis películas junto a Errol Flynn que son un éxito de taquilla.

Mientras, Jane había vuelto con su padre a Japón donde vive durante dos años. A su regreso comienza a probar suerte en el cine y aunque firma un contrato con la RKO, solo hace pequeños papeles sin importancia. Su madre no le permite usar el apellido Havilland por lo que Jane coge prestado el de su padrastro, Fontaine. Es entonces cuando conoce a David O. Selznick y éste la escoge para protagonizar el primer film de Alfred Hitchcock en Estados Unidos. Su papel en Rebeca es tan exitoso que la nominan candidata al Oscar a la mejor actriz. Ese año no puede ser pero lo logra el año siguiente con otro éxito del mítico Hitchcock, Sospecha, ganando así a su hermana que estaba también nominada por su interpretación en Si no amaneciera. Es precisamente en la entrega de este premio donde los asistentes de la gala pueden ver como la Fontaine desprecia a Olivia cuando ésta se acercaba a felicitarla.

Una anécdota curiosa sobre la relación de las dos hermanas es cuando a Jane, que quería optar por el papel de Escarlata en Lo que el viento se llevó y le ofrecen el de Melania Hamilton. Fontaine lo rechaza y replica al director diciendo “Dadle el papel de Melania a la sosa de mi hermana Olivia. Seguro que lo hará bien”. Así lo hicieron y Olivia fue nominada al Oscar por la entrañable e inmejorable interpretación del personaje.

Ambas hermanas prosiguieron sus carreras con éxito hasta más o menos los años 50. Joan trabajó con directores tan importantes como George Cukor, Hitchcock, Billy Wilder, Nicholas Ray, Norman Foster, Orson Welles, Fritz Lang y muchos más. A partir de 1953 comienza a trabajar en Televisión y en los 60 en el teatro, cosechando varios éxitos. Olivia por su parte obtiene el reconocimiento a su trabajo ganando dos Oscar por sus papeles en La vida íntima de Julia Norris y en La heredera y siendo nominada en otras 3 ocasiones. Pero lo que la hace un personaje singular es su enfrentamiento con los estudios Warner.

Olivia había firmado con este gigante del cine en 1935 y había rodado muchas películas de éxito, pero El Estudio la había encasillado en papeles de ingenua y en argumentos sentimentales. La actriz añoraba terminar el contrato que la unía a la productora y poder optar por otros papeles más interesantes. En principio los contratos en Hollywood duraban 7 años, pero había una trampa, la denominada “Suspensión”. Ésta se ponía en marcha cada vez que un actor se negaba a hacer un papel como medida de castigo. La medida suponía estar como mínimo 6 meses sin trabajar, sin sueldo y sin posibilidad de hacer nada en otro sitio. Aunque esto se podía prolongar varios años sumando un periodo de suspensión tras otro. Esto le pasó a Olivia, pero al contrario que sus compañeros de profesión, la actriz llevó a los tribunales a la todopoderosa Warner. El juicio se llevó a cabo en la Corte Suprema de California y duro 2 años y medio. Olivia ganó y la nueva Ley lleva su nombre, Ley de Havilland sentando jurisprudencia hasta el día de hoy.

Olivia y Jane dejaron de hablarse el año que muere su madre Lilian Fontaine. La falta de interés por parte de Olivia de que su hermana apareciera en los funerales fue el desencadenante o excusa para ello. Tanto Olivia como su hermana nunca tuvieron reparos en exponer sus desacuerdos y odios mutuos, aunque fue Jane quién siempre profirió frases lapidarias contra su hermana, como por ejemplo: “Es cierto, aún estamos enemistadas. Lo que sucedió es que, al nacer en Japón y teniendo amas y ese tipo de cosas, mi llegada no le fue anunciada a mi hermana de manera correcta (…) Ella tenía 15 meses cuando yo nací. Lo suficiente para considerarme una intrusa y fastidiar su vida. Y desde entonces es lo que hago”, “Le dejo a mi hermana la capacidad de ganar los corazones de los niños, algo que ella no tiene en la actualidad”, “Olivia siempre dice que yo tengo que ser la primera en todo. Me casé antes. Gané el Oscar antes. Tuve un hijo antes. Si muero antes que ella, se pondrá furiosa porque hasta eso tuve que hacerlo primero.” y sobre su marido “Lo único que sé de él es que ha tenido cuatro mujeres y ha escrito un libro. Una pena que no haya sido al revés”. Olivia por su parte desmontó las memorias de Jane, No es un camino de rosas (1978) tachándolas de no ser “más que una mentira”.

Olivia se instaló en Francia donde vivió hasta su muerte en el día de ayer, 26 de julio del 2020 a los 104 años y Jane murió en 2013 a los 96 años. Ambas dejaron una herencia cinematográfica y unos personajes inolvidables a lo largo de sus carreras. ¿Quién puede olvidar a la buena de Melita o a la asustada Lina de Sospecha?. Puedo decir sin equivocarme que casi nadie de mi generación.


Las Havilland en los años 30

Olivia junto a Errol Flynn en Robín de los Bosques

Jane en Rebeca


Olivia y Jane en los años 40








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